LA HORA DEL BAÑO DE NUESTROS GATOS
NEGLIGENCIA VETERINARIA
EL HOSPITAL VETERINARIO ‘EL BOSQUE’ (PRIVET), BAJO SOSPECHA
La clínica Hospital Veterinario El Bosque (PRIVET) acumula 200 demandas en los juzgados y un sinfín de críticas en las redes sociales.
Internet hace saltar las alarmas frente el aluvión de críticas expuestas en foros animalistas contra el Hospital Veterinario El Bosque.
Piden justicia por perder a su mascota a causa de presuntas ventas ilegales y negligencias veterinarias.
Nos ponemos en contacto con varios afectados, todos coinciden en lo mismo: estas muertes de animales son la consecuencia de muchas irregularidades
Insisten además en que llevan produciéndose durante al menos una década con una impunidad increíble. Laly Sánchez, compró a Piluca, su loro, en El Hospital Veterinario El Bosque, falleció a los tres meses por una enfermedad que, según ella, procede de la clínica.
EL BOSQUE ES ESPECIALISTA EN TRATAR Y VENDER ANIMALES EXÓTICOS TALES COMO LOROS Y HURONES. PRECISAMENTE EN RELACIÓN A ESTOS SURGEN LOS PRIMEROS PROBLEMAS: EN NUMEROSOS FOROS SOBRE ESTAS AVES, LOS PROPIETARIOS ACUSAN A LA CLÍNICA VETERINARIA DE HABERLES VENDIDO ANIMALES CONDENADOS A MUERTE POR ENFERMEDADES COMO EL CIRCOVIRUS Y EL BORNAVIRUS, ENFERMEDADES MORTALES PARA ESTE TIPO DE PSITÁCIDAS.
Se puso en contacto con ellos para exigirles una solución, pero sin embargo ellos la señalan a ella como la culpable del contagio de su loro por tener más animales en casa. Dichos animales a día de hoy aún siguen vivos y expuestos a revisiones periódicas sin rastro de ninguna enfermedad. Lleva tres años a espera de juicio. “Cuando fui al juzgado de Móstoles para revisar el desarrollo de mi procedimiento, había otras tres acetas con un total de, aproximadamente, unas 200 demandas contra la misma clínica. Es una sensación agridulce porque somos muchos los afectados, se esta convirtiendo en algo muy largo y complicado, mi juicio no saldrá hasta finales de 2018 o comienzos de 2019, pero por lo menos no se ha archivado, no nos rendiremos”, explica Laly.
Además, esta clínica a finales de 2017 fue condenada por el fallecimiento de Chop, un perro que, tras ser castrado en El Bosque, según sentencia judicial se infectó en estos quirófanos de una bacteria que le produjo una neumonía fulminante. Según Antonio Rodríguez gerente de El Hospital Veterianrio El Bosque (PRIVET) esa sentencia ha sido una injusticia ya que “al perro se le operó de los testículos y la infección sucedió en el tórax”, pero los dueños de Chop narran una versión muy distinta: “La culpa ha sido de ellos, hemos hablando con diferentes profesionales y nos han explicado que al intubarlo le pudieron introducir la bacteria en el organismo. Aunque ahora ellos nieguen que le hayan intubado para realizarle la operación, cuando firmamos el consentimiento nos explicaron el procedimiento y en él se incluía la intubación”.
Los dueños de Chop muestran en exclusiva a Sin Filtros un vídeo en el que le están extrayendo al perro líquido de los pulmones, en él se puede apreciar que durante el procedimiento, una de las ayudantes está manipulando el material sin guantes.
Tanto trabajadores como ex trabajadores de la clínica se niegan a ponerse delante de una cámara para contar todo lo que allí han vivido, temen las posibles represalias por parte del director de El Bosque. Una fuente anónima nos envía un correo: “Para mi ponerme delante de una cámara… No… Sé cómo es Antonio. Estuve poco tiempo trabajando, pero de él no me extraña nada. La forma de hacer las cosas no son las correctas, es horrible. La limpieza es de lo peor… Hay muchas cosas que contar, pero no me atrevo. Por un ingreso o una operación tonta acaban muriendo de cualquier otra cosa. Tiene a gente muy válida, pero sí es cierto que todos los que conozco ya se han ido, no aguantan allí. Por muy buenos profesionales que tengas si tu jefe no te deja hacer bien las cosas y te ordena tantísimas operaciones al día… Es que yo siempre decía que para todas las barbaridades que se hacen en esa clínica… Pocas cosas pasan…”, explica un ex trabajador.
Además muchos de los contactados en este reportaje explican que se han sentido coaccionados: “Cuando vi en Facebook una de las campañas de castración de la clínica, dejé una serie de comentarios explicando mi caso. A los días recibí un burofax del bufete de abogados del director del centro amenazándome. Me daban un plazo de cortesía improrrogable de cinco días para que retirase todos los comentarios y que me abstuviese de hacer cualquier tipo de publicación similar en el futuro. Según ellos estoy quebrantando y marchitando el honor, la imagen y el prestigio profesional, por lo que si no los retiraba, me demandaban. Mi abogada les respondió por la misma vía, desde entonces no he vuelto a saber nada de ellos».