Publicada en lanoticiaimparcial.com
Hace apenas unos de días, el pasado 24 de octubre, la tragedia se cierne sobre una comunidad al norte de California por la muerte de un niño de 13 años a manos de la policía.
El menor llevaba un fusil de pellets que es una réplica de un arma militar, más concretamente un AK-47. Los agentes de policía del Condado de Sonoma le ordenaron varias veces al menor, Andy López, que soltara el arma, pero la levantó en dirección hacia ellos, dijo la policía en una conferencia de prensa el pasado miércoles.
Después de que los agentes vieran al menor, pidieron refuerzos y le ordenaron repetidas veces que soltara el arma, según declaraciones del teniente Dennis O’Leary en un comunicado de prensa. El menor estaba de espaldas a los policías y no se percataron de que este era un niño.
Según la policía de Santa Rosa, el niño estaba a unos 15 metros de los agentes cuando se dio la vuelta hacia ellos con el arma en la mano, y entonces, abrieron fuego. Brian Zastrow, vecino de la zona, declaró que escuchó 7 disparos, “primero escuche una sirena, y a los pocos segundos, 7 disparos”.
El chico fue declarado muerto en el mismo lugar poco después. Tras disparar, los agentes se acercaron para esposar y suministrar primeros auxilios al joven y descubrieron que el rifle era una réplica de un arma de asalto y que el niño llevaba también una pistola de plástico adherida a su cinturón.
Los agentes, que no han sido identificados, fueron colocados en licencia administrativa, el procedimiento normal después de un incidente de este tipo.
Los vecinos de Santa Rosa, el poblado suburbano a unos 890 kilómetros al noroeste de San Francisco, en la región vinícola de California, quedaron estremecidos por la muerte del niño. Muchos expresaron su dolor dejando velas encendidas, osos de peluche y flores junto al lugar donde el menor fue abatido a tiros el martes por la tarde. También se preguntan si los agentes actuaron debidamente cuando decidieron disparar a zonas vitales de un ser humano, pudiendo haber apuntado a sus extremidades.
En una declaración, el jefe policial Steve Freitas dijo que lo ocurrido fue una tragedia y que haría todo lo que esté a su alcance para asegurar que la investigación sea completa y transparente, sin embargo muchas cuestiones quedan aún sin resolver.
Después de esta tragedia, los vecinos se preguntan si situaciones como estas, no son mas que la muestra de la factura que al final los ciudadanos tienen que pagar por el “derecho” que tienen de posesión de armas, según la Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos de América.