Para que tengáis una idea más clara sobre quién es quien día a día os muestra un poquito más de sí misma me he decido a escribir esta página.
Mi nombre es Eva Gómez Román, nací el 11 de marzo de 1993, en Gijón, una preciosa ciudad costera de Asturias, de la cual me declaro enamorada y orgullosa. Recorrer sus calles, pasear por el muro al lado del mar, sentir la arena en mis pies descalzos, jugar con ella entre mis manos, tomar dirección hacia el interior para contemplar lo verde de sus montes… Pasar buenos ratos con los amigos, con la familia… Bebiendo un buen culín de sidra, disfrutando de un gran cachopo, o de una sabrosa y contundente fabada… Caminar por la calle y oler a chigre, a mar, a lluvia. Respirar vida. Es una ciudad boyante, una ciudad activa, alegre y marchosa. Una ciudad en la que difícilmente te aburres y en la que puedes descubrir cada día, un atardecer distinto, con un color especial, con un toque intenso que te hace recordar porqué como en Gijón no te sientes en ningún otro sitio. Te hace recordar que estás deseando volver para acercarte al mar y simplemente mirar el horizonte y respirar, respirar profundamente, sentir el salitre inundándote los pulmones de una tranquilidad y de una armonía única.
He tenido la suerte de nacer en Gijón y de vivir en ella hasta hace unos años, cuando por motivos de estudios tuve que acudir a Salamanca, donde resido actualmente. Llegué a Salamanca con temor por dejar mi casa, mi hogar; pero con ilusión por empezar una nueva vida, más independiente, más adulta y más encaminada hacia lo que sería mi futuro. Era hora de partir. Era hora de emprender un viaje hacia lo desconocido, lleno de gente nueva, de actividades nuevas, y sobre todo, de paisajes nuevos. El verde y el azul fueron reemplazados por el amarillo y el marrón. Las montañas y el mar por la llanura y la extensión. El temor a lo que pudiese depararme esta aventura desapareció rápido gracias a que en la capital charra iba a dedicar mi tiempo a una de mis pasiones: satisfacer mi curiosidad. ¿Cómo? Estudiando Periodismo.
Me gusta hablar, escribir y escuchar. Me encanta expresarme y que me presten oídos. Adoro explayarme y dar a conocer opiniones, hechos, datos; cualquier excusa es buena para comenzar una conversación; en el diálogo está la clave. También adoro escribir, me transporta a lo mas recóndito de mi ser. Por todo esto y otras cuestiones más como: la curiosidad, la justicia y el aprendizaje, decidí ya años antes de comenzar la carrera que lo mío era el Periodismo.
Este blog fue un regalo de mi padre en la Navidad de mi segundo año de carrera para animarme a escribir. Cosa que he ido dejando pasar, no sin recordarme cada día que era un hábito que debía retomar. Una parte de mí estaba en letargo. Una toxicidad profunda y prolongada con la que mantenía con inactividad y reposo absoluto un pedazo de mi ser. Un poco cada día, iba sacando esa astilla gracias a estar colaborando con un periódico digital. Me hizo recuperar la costumbre, recuperar esa habilidad, recuperar todo lo que significa la escritura. El arte de escribir. De comunicar. De transmitir, de una forma u otra, bien sea con un mensaje audiovisual o invitando a la lectura. Así que después de llevar ya unas semanas pensándolo, me he decidido, lo voy a hacer. Un año después de olvidarme de él, y casi dos años después de estrenarlo, voy a ocuparme del blog.
Cuando comencé a dejar mi huella por aquí, lo hacía de una forma diferente. De hecho, es totalmente distinto a como era. Tanto de apariencia física como el fondo de su presencia. Su contenido. El nombre actual tiene su origen en la cultura grecolatina. Soy una apasionada de la cultura clásica. Cotidie morimur. Lleva años en mi cabeza, en mí. Para mí viene a ser una especie de Carpe diem. Aprovecha el momento, vive la vida, disfruta. Hazlo. Nunca sabes lo que podrá ocurrir mañana…
«Cotidie morimur, cotidie conmutamor et tamen aeternos esse nos credimus.»
Lo que significa «cada día morimos, cada día cambiamos, y sin embargo nos creemos eternos». Quedó grabado en mí, así que, por qué no llamarlo así, si es la esencia del mensaje que quiero transmitir con este blog. El hecho de que tenemos que vivir, no sobrevivir; sentir que el corazón late más fuerte cuando nos emocionados. Disfrutar de los instantes porque la vida se acaba y cada día que dejas atrás no puedes recuperarlo. Además, ¿de qué mejor manera que con un título en latín? Todo un homenaje al origen del castellano. Esta rica lengua que nos transporta a la época de los grandes oradores.
Quiero compartir con todo el que me lea y me visite mi idea de la vida, la pasión por las cosas, el hecho de disfrutar de todos los momentos de tu existencia, y mejorar con cada batacazo. Quiero mostrar el arte, la fotografía, la composición. Lo que te hace sentir una canción. Quiero comunicarme, quiero que os comuniquéis. Quiero transmitir y que me transmitáis. Quiero contar mis pequeñas aventuras, con sus grandes recuerdos y con lo que eso conlleva. Unas ganas tremendas de repetir. Esperar con ansia el próximo viaje y poder compartirlo con todos vosotros. Poder compartir experiencias, curiosidades, dudas, ocurrencias, sensaciones. En definitiva, el día a día, lo cotidiano, con el mundo que me rodea y que me acompaña.
Espero que os llegue a entretener una novata en todo lo que a esto se refiere. Espero poder descubrir y avanzar gracias a vosotros. Gracias por estar ahí, al otro lado de la pantalla.